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CARLA CARNIER/REUTERS

BRASIL 2022: ¿CÓMO ENTENDER LA TERCERA PRESIDENCIA DE LULA?

Publicado: 2022-11-04

El domingo 30 de octubre de 2022 el ex presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva (Lula) logró alcanzar su tercera presidencia al imponerse en la segunda vuelta con el 50,9% de las preferencias frente al 49,1% obtenido por el actual presidente Jair Bolsonaro, es decir una ventaja de 1,8% o aproximadamente 2 millones de votos. Con este resultado Lula se convierte en el candidato con más victorias presidenciales en la historia de ese país, y, por ende, también en el político con más periodos al frente del Estado en democracia: 2003-2006, 2007-2010 y 2023-2026.

Historia política

Como se sabe Lula en 2003 logró entrar a la historia política brasileña al convertirse en el primer -único caso hasta la fecha- obrero en presidir al gigante de Sudamérica. De orígenes humildes, Lula trabajó como obrero metalúrgico y dio sus primeros pasos en política liderando al movimiento sindical. Fue, además de fundador del Partido de los Trabajadores, uno de los rostros visibles del movimiento obrero encargado de organizar las principales huelgas y movilizaciones durante la dictadura militar.

Antes de ganar por primera vez la presidencia, Lula fue candidato en tres oportunidades: 1989, 1994 y 1998. En la primera contienda perdió la presidencia ante el candidato conservador del Partido de la Renovación Popular, Fernando Collor de Mello, a pesar de haber liderado las encuestas durante casi toda la campaña electoral. En la segunda y tercera campaña presidencial Lula volvió a ser derrotado pero esta vez por el candidato del Partido de la Social Democracia Brasileña, el destacado sociólogo e intelectual Fernando Henrique Cardoso.

La alianza contra Bolsonaro

Ahora bien, más allá de los aciertos o errores puntuales que pudieran haber cometido los candidatos durante la segunda vuelta, y que explican -en gran medida- el ajustado resultado del ballotage, lo cierto es que Lula ha conseguido el triunfo gracias a una amplia alianza que incluye antiguos críticos y rivales políticos de afinidades ideológicas diversas, según Naiara Galarraga. Así, para Galarraga el gran mérito de Lula -sobre todo en esta ocasión- es haberlos convencido de olvidar sus odios y diferencias para acompañarlo en un objetivo común: salvar la democracia y las instituciones brasileñas. En otras palabras, solo una amplia plataforma de derechas e izquierdas democráticas podía cerrarle el paso al populismo fascista de Bolsonaro. Ese ha sido el gran mérito de Lula.

Pero si la alianza electoral que cubrió el espectro político brasileño de derechas a izquierdas fue importante para Lula durante el ballotage esta lo será aún más cuando llegue el momento de asumir las riendas del gobierno en un país que nítidamente se encuentra partido por la mitad. Decimos ello porque si miramos el mapa geográfico/electoral brasileño podemos apreciar que el sur está con Bolsonaro mientras que el norte respaldó a Lula y sus aliados. La clave en esta segunda vuelta fue Minas Gerais, el Estado que históricamente -con sus más de 20 millones de electores- suele inclinar la balanza. Allí, Lula logró imponerse a Bolsonaro por apenas cuatro décimas.

Factores que explican el triunfo de Lula

Sobre este punto, analistas como Federico Rivas, han identificado algunos factores que explican la tercera victoria presidencial de Lula:

- El miedo al autoritarismo: el temor que generó en los brasileños el discurso populista y autoritario del presidente Bolsonaro pudo más que las antipatías generadas por los escándalos de corrupción relacionados con el entorno más cercano a Lula durante sus dos primeros gobiernos.

- El coronavirus: con casi 700 mil muertos durante la pandemia, la pésima gestión de Bolsonaro le terminó pasando factura en las urnas. Durante toda la campaña, pero sobre todo durante el ballotage, sus críticos se encargaron de recordarle al elector que el presidente se declaró antivacunas, promovía el uso de medicamentos sin base científica y saboteaba las cuarentenas decretadas por las gobernaturas estatales.

- Los rivales del pasado: con cinco campañas presidenciales encima Lula logró forjar alianzas con los sectores moderados de la política brasileña. Por ejemplo, Lula llevó como compañero de fórmula a Geraldo Alckmin, a quien había derrotado en 2006. Del mismo modo, Lula sumó el apoyo del ex presidente socialdemócrata Fernando Henrique Cardoso, quien lo había derrotado en las elecciones de 1994 y 1998. Además, en la izquierda, Lula volvió a contar con el apoyo militante de su ex ministra de Medio Ambiente, Marina Silva.

- La nostalgia del pasado: Lula volvió a contar con el respaldo mayoritario del Nordeste. Sus votantes más fieles, ubicados en su región de nacimiento, a quienes Lula considera los más pobres entre los pobres, han vuelto a poner en sus manos el destino de ellos y el de sus familias. Como lo reportaron algunos medios de comunicación: “los votantes del Nordeste lulista sienten que hace quince años su situación era mucho mejor”.

- Las malas juntas: el escándalo generado por Roberto Jefferson, ex diputado que días previos a la segunda vuelta recibió a balazos y con granadas a los policías que buscaban detenerlo cumpliendo con un mandato judicial terminó restándole votos claves a Bolsonaro. Como se sabe, Jefferson se había convertido en uno de sus más fieles y cercanos aliados. En suma, las granadas de Jefferson terminaron aterrorizando a los electores indecisos e inclinando la balanza a favor de Lula.

- La derecha como contrapeso: Lula sabía que Bolsonaro ganaría en Sao Paulo, el Estado más rico de Brasil. Por esa razón decidió concentrar sus esfuerzos en otros Estados importantes como Río de Janeiro. Ahora, una vez en el gobierno, Lula tendrá que tender puentes de diálogo con Tarcísio Gomes Freitas, gobernador bolsonarista en Sao Paulo. Lo mismo tendrá que hacer con el Congreso en donde la organización de Bolsonaro, el Partido Liberal, tendrá la bancada mayoritaria en la Cámara de Diputados, con 99 escaños. Nuevamente, como ocurrió en sus dos primeros mandatos, Lula tendrá que mostrar su mejor faceta como negociador y constructor de mayorías para impulsar sus reformas.

- Elecciones y religión: en Brasil, más de un tercio de la población -65 millones, aproximadamente- se declaran evangélicos. Bolsonaro logró el voto del 65% de ese bolsón electoral en la primera vuelta. Siendo ello así, resulta claro que Lula logró convencer a un importante porcentaje de electores evangélicos para imponerse en el ballotage. Lula sabía que debía ganar votos en la comunidad evangélica. De allí su interés de echar por tierra las mentiras que la campaña bolsonarista difundía. Recordemos, por ejemplo, la carta escrita por Lula en la que prometía no cerrar iglesias como lo había afirmado el bolsonarismo.

El gran desafío para Lula

Al respecto, si bien los analistas coinciden en que Lula deberá afrontar retos a nivel nacional e internacional de diversa índole, todos apuntan a que la prioridad en la agenda del lulismo será combatir el hambre y la pobreza. Hoy, más de 33 millones de brasileños carecen de recursos para cubrir sus necesidades básicas. Este reto supone adoptar políticas que generen millones de puestos de trabajo permitiendo la incorporación de la masa trabajadora en el despegue económico.

Como bien lo apunta Flavio Rocha, para recuperar la economía brasileña se requiere la acción decidida del Estado la misma que pasa por lo siguiente: “reactivación de las obras de infraestructura, que pueden contar con inversión pública y capital privado nacional e internacional. El efecto es la generación de millones de puestos de trabajo de forma sinérgica, directamente en la ejecución de obras públicas o en actividades de apoyo”.

Sumado a ello, Lula deberá replicar la experiencia exitosa que tuvo en sus dos primeros gobiernos con la Bolsa Familia y los programas de compra de alimentos para los más vulnerables. En suma, Lula deberá reiterar en 2023 la promesa que le hizo a los brasileños el 01 de enero de 2003, cuando asumió la presidencia por primera vez: “Tenemos el deber de garantizar que todos los brasileños puedan desayunar, almorzar y cenar todos los días”.

Nota: esta columna ha sido publicada en Diario Constitucional de Chile el 03 de noviembre de 2022. 


Escrito por

Rafael Rodríguez Campos

Abogado por la PUCP (Lima/Perú) Maestro en Derecho Constitucional por la UCLM (Toledo/España) Especializaciones en la UCLM y UNAM (México)


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