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CHILE 2021: LA CONVENCIÓN CONSTITUYENTE

Publicado: 2021-05-24

El sábado 15 y domingo 16 de mayo de 2021 se realizaron las elecciones para elegir a las 155 personas que redactarán una Nueva Constitución para Chile. Cabe precisar que los electores habilitados para sufragar pudieron optar por alguna lista o candidato/a para que represente su respectivo distrito electoral.

Un proceso electoral inédito

Al respecto, antes de ocuparnos de los resultados de la jornada electoral y del impacto de los mismos en el futuro político y constitucional de Chile, considero importante dar a conocer algunas particularidades que tornan inédito a este proceso electoral, tomando como referencia la información oficial vertida por el Servicio Electoral de Chile (SERVEL): a) la elección de los Convencionales estuvo sujeta a un sistema que asegura la paridad de género; b) la Convención dispuso 17 escaños reservados para garantizar la representación y participación de los pueblos indígenas; c) como medida de inclusión, la elección de Convencionales dispuso un procedimiento que resguarda y promueve la participación de personas con discapacidad; y, d) para asegurar la asignación proporcional de los escaños, la elección de los Convencionales se rigió mediante el método matemático conocido como Sistema D’Hondt.

Los resultados de la Convención Constituyente

Ahora bien, con respecto a los resultados obtenidos en la jornada electoral, podemos afirmar que la Convención en Chile, conformada por 155 miembros, tendrá la siguiente correlación de fuerzas políticas: 1) Vamos por Chile (37); 2) Apruebo Dignidad (28); 3) Apruebo (25); 4) Del Pueblo (24); 5) Nueva Constitución 11; y, 6) Otros (30, entre ellos 17 indígenas).

Cabe precisar que, a pesar de la importancia de este proceso electoral, en el cual los chilenos eligieron a quienes elaborarán su Nueva Carta Política, la participación fue menor a la que se esperaba. Según el SERVEL, solo el 43% de los chilenos inscritos en el padrón electoral concurrió a las urnas; este porcentaje está por debajo del 50.9% alcanzado en el Plebiscito de octubre del año 2020, donde los chilenos aprobaron (con el 80%) cambiar la actual Constitución; y también es menor al que se obtuvo en las últimas dos segundas vueltas presidenciales (2013 y 2017) en las que se estuvo cerca al 49%.

La derrota de la derecha

A partir de los antes expuesto, es posible afirmar, como lo ha hecho la prensa chilena, que los electores han castigado duramente a la clase política tradicional, pero sobre todo al gobierno de Sebastián Piñera. Decimos ello, pues contra todo pronóstico, la derecha y centroderecha que decidió competir en la lista única denominada “Vamos por Chile” estuvo muy lejos de sumar las 52 curules (1/3 de la Convención) que requería para presionar por el contenido y alcances de la Nueva Constitución.

Sobre este punto, Joaquín Lavín, uno de los candidatos de la derecha en la carrera presidencial, luego de conocer los resultados señaló lo siguiente: “Hay que tener claro que estamos ante un nuevo Chile y la Convención que se está eligiendo es un mosaico de este Chile nuevo”.

¿Qué pasó en la izquierda?

Por otro lado, la centroizquierda chilena que gobernó durante 20 años (1990-2010), conocida como la Ex Concertación, esta vez se presentó en la lista única “Apruebo”, obteniendo apenas 25 curules, lo que supone un claro retroceso en las preferencias electorales de los chilenos.

En todo caso, la lista de izquierda “Apruebo Dignidad”, conformada por el Partido Comunista y el Frente Amplio, una alianza compuesta hace dos años, luego del estallido de las revueltas sociales en octubre del año 2019, alcanzó un mejor desempeño obteniendo 28 curules, quebrando el poder hegemónico de las fuerzas políticas tradicionales representadas por la Ex Concertación y la derecha y centro derecha que han gobernado Chile durante los últimos 31 años.

El ascenso de los independientes

Pero, sin lugar a dudas, los grandes vencedores de la jornada han sido los independientes, a quienes ninguna encuesta en Chile los vio venir. Es así como los rostros que fueron adquiriendo protagonismo en las protestas sociales en octubre del año 2019, y que organizó al movimiento popular que tomó las calles de Santiago, han logrado convertirse en la primera fuerza política de la Convención, alcanzando 48 curules.

Ahora bien, dentro de los independientes encontramos a un movimiento que destaca por encima de los demás. Hablamos de “La Lista del Pueblo”, que obtuvo 24 curules, y está conformada por quienes han señalado ser “los hijos de la inequidad y la desigualdad en Chile, y que se levantaron en octubre de 2019 para decir basta”.

¿Cómo se creará la Nueva Constitución?

Lo primero que deberán hacer los 155 convencionales constituyentes será elegir a un presidente/a y vicepresidente/a, respectivamente, para luego, ponerse de acuerdo sobre temas de organización como la aprobación de un reglamento que defina la dinámica para la redacción de la Nueva Constitución.

Este punto es importante porque, por ejemplo, debe decidirse si la Convención incorporará algún mecanismo que posibilite la participación robusta de la ciudadanía en el proceso de deliberación constitucional o si, por el contrario, optará por trabajar los temas a través de comisiones o grupos de trabajo compuestos únicamente por sus miembros. Debiendo recordar que la Convención tendrá nueve meses para presentar la Nueva Carta Política, plazo que se podrá prorrogar, a pedido de quien ejerza la Presidencia de la misma o un tercio de sus miembros, pero por única vez.

El debate constitucional

Como en su momento lo expusiera Fernando Atria, profesor de Derecho Constitucional chileno, es necesario que la Convención rompa radicalmente con la herencia de la dictadura, y eso supone acabar con los enclaves autoritarios, abriendo los cerrojos y candados que el pinochetismo consagró en la Constitución para impedir que el soberano movilizado (o en las urnas) defina su futuro.

En esa línea, siguiendo lo expuesto por Roberto Gargarella, profesor de Derecho Constitucional argentino, Chile tiene la oportunidad de optar por una Nueva Constitución que consagre una declaración de derechos liberal, social y democrática, y de hacerlo ajustando de modo acorde toda su organización del poder y convertirla en una organización, también, al servicio de ideales liberales, sociales y democráticos, un paso que el poder (político y económico) concentrado en América Latina ha buscado siempre impedir.

Para ello, según Gargarella (también Atria), la Convención en Chile debe buscar como prioridad que el esquema constitucional clásico de frenos y balances (destinado a canalizar institucionalmente la guerra civil) consagrado en la Constitución de Pinochet se transforme en otro, orientado en una dirección diferente: no ya evitar la guerra, sino favorecer por fin el diálogo inclusivo, entre iguales. Todo ello, reconociendo que, en una sociedad de iguales, cada individuo debe ser capaz de vivir su vida como quiere y cada sociedad debe tener la posibilidad de organizar su vida futura del modo en que considere más apropiado.

Finalmente, con el ánimo de centrar el debate, es importante mencionar que la prensa chilena ha identificado 3 grandes ejes temáticos sobre los cuales girará el debate constituyente: 1) el rol del Estado: existe la necesidad de pasar de un Estado subsidiario a un verdadero Estado Social de Derecho que sea capaz de garantizar derechos como la salud o la educación; 2) el Sistema de Gobierno: existe la necesidad de despresidencializar a Chile. Es prioritario incorporar instituciones políticas y constitucionales que generen incentivos para la colaboración entre el Poder Ejecutivo y Poder Legislativo; y, 3) los pueblos originarios y el medio ambiente: existe la necesidad de garantizar los derechos (a la tierra, al agua, a la identidad, entre otros) de los pueblos originarios y, al mismo tiempo, proteger el medio ambiente; ambos temas son cruciales porque traen a colación un debate más de fondo: “el modelo de desarrollo chileno”.

Nota: este artículo será publicado también en “La Ley. El ángulo legal de la noticia”, una publicación de la Editorial Gaceta Jurídica.


Escrito por

Rafael Rodríguez Campos

Abogado por la PUCP (Lima/Perú) Maestro en Derecho Constitucional por la UCLM (Toledo/España) Especializaciones en la UCLM y UNAM (México)


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