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Acabemos con las mentiras: Origen y Conformación de la CVR

Publicado: 2018-06-04

Hace unas semanas, a propósito de un bochornoso incidente acaecido en el LUM (Lugar de la Memoria), el mismo que tuvo como infeliz protagonista al Congresista Edwin Donayre (ese que se disfrazó para ingresar al recinto a identificar “terroristas” que sólo existen en su afiebrada imaginación), se ha vuelto a reflexionar sobre el LUM.  

Al respecto, creo que más allá de lo que se haya dicho sobre el LUM, que debe ser entendido como un espacio de conmemoración pedagógica y cultural que alberga la historia de violencia política ocurrida entre los años 1980 y 2000, lo que realmente deberíamos discutir como colectividad es el proceso de construcción de nuestra memoria sobre lo acontecido durante los años del Conflicto Armado Interno, que como todos sabemos, se inició por el accionar terrorista del Partido Comunista del Perú Sendero Luminoso.

En ese sentido, considero necesario reconocer que ha sido el Informe Final (IF) de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR) el esfuerzo más importante que como país hemos hecho para impulsar este proceso. Por ello, aprovecharé esta columna (y las próximas tres) para hacer algunas anotaciones que sirvan para poner en evidencia las mentiras monumentales que sobre la CVR y su IF se han dicho durante los últimos años.

En principio, debo señalar que si hay algo en lo que se parecen los extremistas de derecha e izquierda, respectivamente, ese algo son los constantes ataques que de manera sistemática han dirigido contra el IF de la CVR y contra las personalidades que integraron este grupo de trabajo. Así, los extremistas de ambos bandos no sólo se han encargado de descalificar -sin ningún sustento objetivo- el contenido del IF, sino también han buscado enlodar el prestigio de los comisionados difamándolos de manera virulenta tildándolos de pro-terroristas y/o revisionistas.

Entonces, frente a esta ola de mentiras que ambos sectores han proferido desde la presentación del IF en 2003, siento la obligación moral y académica de desmentirlos públicamente, haciéndoles saber a los ciudadanos, sobre todo a los más jóvenes, aquello que todo peruano, sin importar la ideología que presente, debería conocer acerca de la CVR y de su IF.

Sobre el particular, habría que partir señalando que los extremistas (sobre todo el fujimorismo) han culpado siempre al Gobierno de Alejandro Toledo de haber cedido ante la presión política para crear una CVR. Pues bien, esta afirmación es completamente falsa. Ellos lo saben, pero mienten sin pudor. ¿Acaso no han leído el IF? Ellos sí lo han leído, sí conocen la verdad de los hechos, pero la niegan por interés, y se valen de la ignorancia de la mayoría de los peruanos para justamente crear una mentira capaz de eclipsar a la propia verdad.

Como lo podría verificar cualquier persona honesta que sepa leer, fue Valentín Paniagua, el que luego de jurar el cargo de Presidente Constitucional el 24 de noviembre de 2000, tras la renuncia por fax de Alberto Fujimori, decidió formar un Grupo de Trabajo Interinstitucional que propusiese la creación de una Comisión de la Verdad. Cabe señalar que en una muestra de vocación democrática a este Grupo de Trabajo fueron convocados representantes de diversos ministerios, iglesias, organizaciones de derechos humanos y de la Defensoría del Pueblo, sin discriminaciones políticas o ideológicas.

Así, el 4 de junio de 2001, el Presidente Paniagua firmó el Decreto Supremo 065-2001-PCM, mediante el cual se creó la Comisión de la Verdad, norma ejecutiva que fue refrendada nada más y nada menos que por su Primer Ministro, el ex Secretario de las Naciones Unidas, Javier Pérez de Cuellar, gozando del respaldo político y social de la inmensa mayoría del país.

Hasta aquí, podríamos formularnos una primera pregunta: ¿Ustedes creen que personalidades de la trayectoria académica y democrática de Valentín Paniagua o Javier Pérez de Cuellar iban a crear una Comisión de la Verdad para encubrir los crímenes cometidos por el Estado o por los movimientos terroristas? No, evidentemente no.

Dos meses después, en agosto de 2001, después de haber asumido su cargo, el Presidente Alejandro Toledo promulgó el Decreto Supremo N° 101-2001-PCM, ratificando la importancia y necesidad de una Comisión de la Verdad que siente las bases para la reconciliación nacional. Fue así como el nombre de esta Comisión cambió a Comisión de la Verdad y Reconciliación, ampliando el número de los comisionados de 7 a 12 y otorgándoles un mes más de plazo para la entrega de su IF.

Luego de la creación oficial de la CVR, muchos peruanos se preguntaron quién sería la persona encargada de asumir la enorme responsabilidad de presidir la CVR y quiénes lo acompañarían en esta trascendental tarea. Las dudas fueron absolutamente despejadas cuando el país supo que el Dr. Salomón Lebres Febres, Rector de la Pontificia Universidad Católica del Perú (la mejor universidad del país, según todos los rankings internacionales), filósofo y catedrático universitario con una trayectoria académica notable y un compromiso ético con los derechos humanos reconocido a nivel nacional e internacional, sería el encargado de conducir la CVR.

Este dato nos obliga a formularnos una segunda pregunta: ¿Ustedes creen que el Dr. Salomón Lernes Febres, impulsor tenaz de una cultura de paz y tolerancia tanto dentro como fuera de los claustros universitarios, aceptaría presidir una CVR para encubrir los crímenes cometidos por el Estado o por los movimientos terroristas? No, evidentemente no.

“El Dr. Salomón Lerner es un caballero a carta cabal y un hombre de paz”, admiten con reticencia los críticos más duros de la CVR, pero los otros comisionados son “unos terroristas encubiertos y/o unos siervos de las FF.AA y PNP”, afirman los extremistas, sin tomar en consideración la gravedad de estas imputaciones y el profundo daño moral que las mismas le ocasionan no solo a los comisionados sino también a sus familias. Pero las mentiras tienen patas cortas, y así lo demostramos a continuación.

Los otros 11 miembros de la CVR eran personas que provenían de diversos sectores pero todas ellas presentaban una hoja de vida intachable forjada gracias a sus innegables virtudes académicas, profesionales y personales. Ellos fueron: Luis Arias (General FAP), José Antúnez de Mayolo (Sacerdote Salesiano), Humberto Lay (Pastor Evangélico), Gastón Garatea (Sacerdote de la Recoleta), Enrique Bernales (Constitucionalista), Carlos Iván Degregori (Antropólogo), Rolando Ames (Sociólogo), Beatriz Alva (Abogada), Sofía Macher (Ex Secretaria de la CCNNDDHH), Alberto Morote (Ingeniero y ex Rector de la Universidad San Cristóbal de Huamanga), Carlos Tapia (Analista Político y Senderólogo) y Luis Bambarén (Obispo y Presidente de la Conferencia Episcopal) que se unió a la CVR como observador.

Frente a este último apunte, no cabe sino formularnos una tercera pregunta: ¿Ustedes creen que personalidades de estas características -un General y cuatro religiosos- aceptarían formar parte de una CVR para encubrir los crímenes cometidos por el Estado o por los grupos terroristas? No, evidentemente no.

Finalmente, si ello es así. Si la verdad es tan evidente: ¿Por qué mienten los extremistas de derecha e izquierda? La respuesta es muy sencilla. A ellos no les interesa reconocer la verdad, menos la justicia, y muchos menos la reconciliación. Estas tres palabras son extrañas y peligrosas para quienes viven para la confrontación y el antagonismo. Son extrañas para quienes han hecho de la mentira su modus operandi.

Continuaremos en la próxima columna. 

Abogado PUCP. Post Grado y estudios de Maestría en Ciencia Política y Gobierno PUCP. Especialista en Justicia Constitucional, Interpretación y Aplicación de la Constitución por la Universidad Castilla de la Mancha (Toledo-España). Candidato a Máster en Derecho Constitucional en la Universidad Castilla de la Mancha (Toledo-España). Miembro de la Asociación Peruana de Derecho Constitucional. Es profesor de Historia de las Ideas Políticas en la Facultad de Derecho de la Universidad San Martín de Porres.




Escrito por

Rafael Rodríguez Campos

Abogado por la PUCP (Lima/Perú) Maestro en Derecho Constitucional por la UCLM (Toledo/España) Especializaciones en la UCLM y UNAM (México)


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