MARIO VARGAS LLOSA: EDUCACIÓN E IGUALDAD DE OPORTUNIDADES
En febrero de 2018, se publicó el nuevo libro de Mario Vargas Llosa titulado “La llamada de la tribu”. Se trata, como se lee en la contratapa del mismo, de una autobiografía intelectual de nuestro Nobel. A diferencia de la obra “El Pez en el Agua”, que narra las vivencias del autor, en este libro el Nobel hace un repaso a las lecturas que han influido en su pensamiento político y en la manera de ver el mundo en los últimos 50 años.
Así, en este libro, el Nobel hace un breve repaso a la vida, obra e ideas de siete pensadores, que según el propio MVLL, lo ayudaron durante los años de desencanto político y social, acercándolo a una de las corrientes de pensamiento más importantes de la historia de la humanidad: El Liberalismo, la misma que privilegia al individuo frente a la tribu, la nación, la clase o el partido, y que defendía la libertad de expresión como pilar del orden democrático, apuesta que está presente en la obra de estos siete gigantes del Liberalismo: Adam Smith, José Ortega y Gasset, Friedrich von Hayek, Karl Popper, Raymond Aron, Isaiah Berlin y Jean-Francois Revel.
Ahora bien, y más allá de lo que MVLL pueda señalar acerca de la obra y la influencia del pensamiento de los referidos autores en la historia de las ideas políticas de nuestro tiempo, resulta notable la introducción que el autor hace sobre el libro, la misma que también lleva por título “La llamada de la tribu”, ya que de manera magistral invita al lector a devorar inmediatamente sus páginas e iniciar el recorrido por la obra de quienes se convirtieron -cada uno en su respectivo espacio y tiempo- en auténticos defensores de la libertad y la democracia, así como también de la construcción de sociedades abiertas en donde las personas pudieran tener las mismas oportunidades para desarrollar -con autonomía e independencia- el proyecto de vida libremente elegido.
Al respecto, me parece oportuno destacar, mucho más ahora cuando nuestra clase política y empresarial, parece haber olvidado la importancia que tiene la educación para el verdadero desarrollo de un país, lo que MVLL señala en torno al compromiso que un auténtico liberal debería tener con el derecho que tienen todas las personas de acceder a un sistema educativo de alto nivel, como paso previo, a la construcción de un Estado capaz de asegurar la igualdad de oportunidades para todos sus ciudadanos.
Sobre el particular, afirma el Nobel, sería estúpido ignorar que entre los individuos hay inteligentes y tontos, diligentes y haraganes, inventivos o rutinarios y lerdos, estudiosos y perezosos, etcétera. Y sería injusto que en nombre de la igualdad todos recibieran el mismo salario pese a sus distintas aptitudes y méritos. Las sociedades que lo han intentado, subraya MVLL, han aplastado la iniciativa individual, desapareciendo en la práctica a los individuos en una masa anodina a la que la falta de competencia desmoviliza y ahoga su creatividad.
Sin embargo, el Nobel reconoce que en sociedades tan desiguales como las del tercer mundo los hijos de las familias más prósperas gozan de oportunidades infinitamente mayores que los de las familias pobres para tener éxito en la vida. Por eso la “igualdad de oportunidades”, destaca MVLL, es un principio profundamente liberal, aunque lo nieguen las pequeñas pandillas de economistas dogmáticos intolerantes y a menudo racistas -que en el Perú abundan y son todos fujimoristas- que abusan de este título.
Por esa razón, advierte el Nobel, es tan importante, para el liberalismo, ofrecer a todos los jóvenes un sistema educativo de alto nivel que asegure en cada generación un punto de partida común, que permita luego las legítimas diferencias de ingreso de acuerdo al talento, al esfuerzo y al servicio que cada ciudadano presta a la comunidad. Es más, MVLL señala que en el mundo de la educación (escolar, técnica y universitaria) es donde más injusto es el privilegio, es decir, favorecer con una formación de alto nivel a ciertos jóvenes condenando a los otros a una educación somera o ineficiente que los conduce a un futuro limitado, al fracaso o a la mera supervivencia. Esto no es una utopía, recuerda el Nobel, sino algo que, por ejemplo, Francia consiguió en el pasado con una educación pública gratuita que solía ser de más alto nivel que la privada y estaba al alcance de toda la sociedad.
En esa misma línea, MVLL precisa, por si acaso algún defensor a ultranza del libre mercado quiera distorsionar su mensaje, que la “igualdad de oportunidades” en el dominio de la educación no significa que haya que suprimir la enseñanza privada en beneficio de la pública. Nada de eso, ya que de lo que se trata es que ambas existan y compitan porque no hay nada como la competencia para lograr la superación y el progreso. Por cierto, el Nobel recuerda que la idea de la competencia entre planteles educativos fue de un economista liberal, Samuel Friedman. La misma que ha dado excelentes resultados en países como Suecia en donde el Estado le da a los padres de familia un “cupo escolar” que les permite elegir los mejores colegios para sus hijos y, de este modo, encamina un mayor apoyo estatal a las instituciones que por su calidad alcanzan más solicitudes de matrícula.
Por último, MVLL nos dice que debemos tener en cuenta que la educación, en una época como la nuestra de grandes renovaciones tecnológicas y científicas es cada vez más costosa -si queremos una de primer nivel- y eso significa que la sociedad civil tiene tanta responsabilidad como el Estado en mantener el mejor nivel académico de colegios, institutos y universidades.
Finalmente, el Nobel afirma categóricamente que no es justo que los hijos de familias pudientes estén exonerados de pagar su educación, como no lo sería que un joven se viera excluido por razones económicas de acceder a las mejores instituciones si tiene el talento y el espíritu de trabajo para ello. Por eso, propone MVLL, junto al “cupo escolar”, un sistema de becas y ayuda resulta indispensable para establecer aquella “igualdad de oportunidades” en el campo de la educación, la misma que a la larga permitirá construir una sociedad abierta de personas libres capaces de elegir su propio proyecto de vida valiéndose por sí mismas.
Abogado PUCP. Post Grado y estudios de Maestría en Ciencia Política y Gobierno PUCP. Especialista en Justicia Constitucional, Interpretación y Aplicación de la Constitución por la Universidad Castilla de la Mancha (Toledo-España). Candidato a Máster en Derecho Constitucional en la Universidad Castilla de la Mancha (Toledo-España). Miembro de la Asociación Peruana de Derecho Constitucional. Es profesor de Historia de las Ideas Políticas en la Facultad de Derecho de la Universidad San Martín de Porres.