#ElPerúQueQueremos

ELECCIONES EN CHILE – PRIMERA VUELTA

Publicado: 2017-12-04

El pasado 19 de noviembre, se llevaron a cabo las Elecciones Presidenciales, de Senadores, Diputados y Consejeros Regionales en Chile. Al final de la jornada, fueron Sebastián Piñera (Centro Derecha) y Alejandro Guillier (Centro Izquierda) los candidatos que lograron pasar a la segunda vuelta con 36% y 22%, respectivamente. Sin embargo, la gran sorpresa de la jornada la dio Beatriz Sánchez, la candidata del Frente Amplio (Izquierda) quien obtuvo 20%, y cuya participación en lo que resta del proceso será fundamental para inclinar la balanza a favor de uno u otro candidato.  

Al respecto, y más allá del análisis político que se pueda hacer tratando de explicar estos resultados, como funcionario del sistema electoral peruano, me gustaría aprovechar esta oportunidad para dar a conocer algunas peculiaridades de este proceso, tomando en consideración, que varias de las reformas propuestas y aprobadas en Chile, actualmente están siendo evaluadas por el Parlamento en el marco del proceso de reforma electoral que se intenta llevar a cabo en nuestro país.

En primer lugar, debo señalar que el Padrón Electoral en Chile está compuesto por 14.3 millones de ciudadanos. Que en ese universo se encuentran los 40000 chilenos que residen en el extranjero y los extranjeros que residen en Chile por más de 5 años. De ese último grupo, los peruanos constituyen la comunidad extranjera más numerosa.

En segundo lugar, corresponde anotar que para este proceso, en Chile se aprobó una reforma electoral sustantiva: pasaron de un sistema binominal a un sistema de representación proporcional para la elección de diputados y senadores. Al respecto, es importante anotar que el número de Senadores pasó de 38 a 50, y los Diputados de 120 a 155, respectivamente. Asimismo, el número de distritos electorales en que se eligen a los Diputados disminuyó de 60 a 28.

En tercer lugar, es importante advertir, sobre todo tomando en consideración que se trata de dos temas que generan polémica en nuestro medio, que en Chile únicamente las agrupaciones de Sebastián Piñera y Beatriz Sánchez, respectivamente, celebraron elecciones internas, ya que las mismas no son obligatorias. Y además, con respecto al financiamiento de las organizaciones políticas, en Chile se ha prohibido que las empresas privadas realicen aportes a las campañas, se ha restringido la contratación de publicidad electoral, y también, se ha limitado el aporte de los candidatos a sus respectivas campañas, bajo sanción de perder la curul alcanzada.

En cuarto lugar, sobre la promoción de la participación política de la mujer, en Chile se aprobó un sistema de cuotas que dispone que las organizaciones políticas deban presentar un mínimo de 40% de candidatas en sus listas parlamentarias. Pero además, con el objetivo de fortalecer a estas candidaturas, las organizaciones políticas reciben incentivos económicos por cada mujer electa.

En quinto lugar, es justo resaltar que los resultados electorales en Chile fueron emitidos apenas a las dos horas y media de haber cerrado la votación, a pesar de no haber implementado el voto electrónico, como algunos países, entre ellos el Perú, pretenden hacer en la región.

Ahora bien, con respecto a los resultados alcanzados, llama poderosamente la atención que las empresas encuestadoras se hayan equivocado tanto en torno a las preferencias electorales. Por ejemplo, las encuestadoras señalaban que Beatriz Sánchez, la candidata de la izquierda, obtendría tan sólo el 8%, sin embargo, al término de la jornada alcanzó el 20%. ¿Cómo explicar 12% de diferencia?

Asimismo, algunos analistas como Gloria de La Fuente creen que estos resultados prueban que Chile, a pesar de la abstención superior al 50%, sigue siendo una sociedad política de centro izquierda. Sin embargo, la importante votación alcanzada por la izquierdista Beatriz Sánchez, líder del nuevo Frente Amplio, y por el ultraconservador pinochetista, José Antonio Kast, líder de Chile Vamos, también invita a pensar, como lo ha señalado el reconocido politólogo Eugenio Tironi, que más allá de las pungas entre derechas e izquierdas, lo que hay en Chile es un gran deseo de renovación política. En otras palabras, lo que la gente quiere es una renovación de las élites y la aparición de nuevos rostros en la política.

Al respecto, resulta conveniente exponer algunas consideraciones en torno al Frente Amplio. Por ejemplo, resulta sintomático que mientras los dos candidatos vencedores recibieron los resultados en hoteles lujosos de la capital chilena, Beatriz Sánchez, y sus seguidores, lo hayan hecho en plena vía pública en un barrio mesocrático. Y que mientras los candidatos vencedores recibían el saludo y la visita de diversas personalidades, en la reunión del Frente Amplio hayan participado intelectuales y estudiantes, mayoritariamente.

Ahora bien, esto último no debería sorprendernos, si tomamos en cuenta que sus principales líderes son los ex dirigentes universitarios Giorgio Jackson (Revolución Democrática) y Gabriel Boric (Movimiento Autonomista), ambos ahora diputados, que en 2011, junto a miles de estudiantes, protestaron durante meses en contra del sistema educativo chileno, al que consideraron clasista y excluyente, pues había que pagar fuertes sumas de dinero para poder estudiar, y porque el Estado no brindaba el apoyo necesario para cerrar las brechas educativas.

El Frente Amplio, en 2016, a pesar de sus disputas internas entre sus dirigentes, ya había ganado la alcaldía de Valparaíso, una de las más importantes en Chile. Pero nada se compara con esta elección en la que ha obtenido 17 diputados, y 1 senador, teniendo en cuenta que para ser senador en Chile se requiere tener por lo menos 35 años, y que la mayoría de los cuadros del Frente Amplio no llegan a esa edad.

En esa línea, si realmente “han llegado para quedarse”, como efusivamente dijo Javiera Cabello, joven dirigente del Movimiento Autonomista, una de las 11 agrupaciones que forman parte del Frente Amplio, en primer lugar, en esta segunda vuelta, tendrán que asumir la responsabilidad histórica de apoyar a un candidato o dejar en libertad a sus votantes para elegir según su preferencia. Y luego, ya con el presidente electo, definir en términos políticos si se convertirán en una oposición intransigente o constructiva.

Sobre esto último, el Frente Amplio debería recordar lo ocurrido con Marco Enríquez Ominami en 2010, quien también obtuvo un 20% en la primera vuelta, y quien luego le negó su apoyo a Eduardo Frei en la segunda vuelta que terminaría ganando Sebastián Piñera. Ahora, en 2017, Ominami volvió a presentarse como candidato obteniendo apenas el 5%. ¿Cuál fue su error? No haber aprovechado su capital político para establecer alianzas y acuerdos que le permitieran ampliar su base electoral.

Entonces, ¿qué debería hacer el Frente Amplio? Tener presente que tiene un importante capital político, y que debe usarlo para fortalecer su organización tanto a nivel partidario como electoral, ya que como bien lo señala José Cabezas, destacado politólogo de la Universidad Diego Portales de Chile, en el Frente Amplio sus integrantes son todos de izquierda, pero no son todos iguales; y su voto no es popular, sino el del estudiante, del ilustrado. En suma, siendo un voto importante es todavía insuficiente para ganar la elección presidencial en 2022.

• Abogado PUCP. Estudios de Maestría en Ciencia Política (PUCP) y Derecho Constitucional (Castilla La Mancha – España). Especialista en Justicia Constitucional (Castilla La Mancha – España). Miembro de la Asociación Peruana de Derecho Constitucional. Profesor de Ciencia Política e Historia de las Ideas Políticas en la Facultad de Derecho de la USMP.


Escrito por

Rafael Rodríguez Campos

Abogado por la PUCP (Lima/Perú) Maestro en Derecho Constitucional por la UCLM (Toledo/España) Especializaciones en la UCLM y UNAM (México)


Publicado en