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MUJERES Y POLÍTICA EN LATINOAMÉRICA (SEGUNDA PARTE)

Publicado: 2017-02-06

En la columna pasada (30ENE2017), consideré oportuno abordar el tema de la participación política de la mujer en Latinoamérica desde una perspectiva comparada. Ahora, tomando como referencia la investigación de IDEA y el BID titulada: “Partidos políticos y paridad: Un desafío de la democracia en América Latina”, propongo examinar la situación de las mujeres al interior de los partidos políticos, pero centrándonos en tres campos diferentes: 1) En lo Retórico – Discursivo; 2) En lo orgánico; y 3) En la competencia electoral parlamentaria y en el ejercicio del poder. 

En lo Retórico – Discursivo

Sobre este punto, la investigación revela que más de la mitad de los partidos encuestados no hacen ninguna mención en sus estatutos a la igualdad/equidad de género o a la no discriminación por sexo. Este dato es importante ya que si tomamos en cuenta que en los estatutos partidarios se recogen aquellos principios que guían su actuación y que, en consecuencia, intentan promover, saber si estos recogen la figura de la igualdad de género o la no discriminación por sexo, puede ser un primer indicador de su compromiso con este tema en su acción política, así como también una herramienta para que los y las militantes exijan a la organización política medidas concretas para promoverla en los hechos.

Los datos de la investigación muestran que la mayoría de los partidos (55,1%) no tienen ningún compromiso con la igualdad de género o la no discriminación por sexo, ya que no mencionan estos temas en sus estatutos. Contrariamente, un 20,3% incluye los temas de igualdad/equidad de género en los apartados relacionados con sus principios fundamentales, un 7,3% los menciona en otras secciones, lo que podría dar a entender un tratamiento más integral. Finalmente, solo un 11,6% alude al principio de no discriminación por sexo y muchas veces junto a la no discriminación de otros colectivos.

En lo Orgánico

Sobre este punto, uno de los principales hallazgos de la primera investigación del 2009 fue que existe una importante presencia de mujeres en la base de los partidos políticos. Es más, para los 7 países en los que se contaba con información disponible se calculó que las mujeres representaban en promedio el 51,2% de la militancia, una cifra similar a la obtenida para 5 países en la actualización realizada en esta segunda investigación (Argentina, Chile, Guatemala, Perú y Uruguay), donde el promedio es del 51,5%. Sin embargo, sigue siendo una tarea pendiente que las organizaciones partidarias cuenten con padrones de militancia desagregados por sexo que permitan conocer claramente las características de sus afiliados y afiliadas.

Ahora bien, más allá de estas estadísticas vinculadas al padrón de militantes de los partidos políticos, lo cierto es que la estructura de decisión de los partidos políticos sigue siendo predominantemente masculina. Así, por ejemplo, las mujeres desempeñan en promedio el 10,2% (5/59) de las presidencias y el 12,9% (8/62) de las secretarías generales. No obstante ello, la situación parece mejorar respecto de las máximas instancias ejecutivas nacionales, en las que ellas representan en promedio un 20,4% (288/1410). No obstante ello, si se observa la situación de estos 5 países en 2009, podemos apreciar que la presencia de mujeres era muy similar: 19,7%. Es decir, se sigue cumpliendo eso que “a más poder, menos mujeres”.

Asimismo, la investigación también permite constatar dos datos que creemos necesario resaltar:

En primer lugar que las Unidades de la Mujer siguen siendo espacios de actuación con poca influencia y escasas oportunidades de participar en las decisiones de los partidos políticos. Cuando hablamos de unidades de la mujer nos referimos a la existencia (reconocida en los estatutos) de una unidad específica (secretaría, comité, consejo, etcétera) orientada al trabajo con las mujeres. Sobre este punto, la muestra arroja que solo un 55,8% (24/43) de estos le otorga una representación directa en su máximo órgano ejecutivo.

Al respecto, conviene precisar lo siguiente: 1) Solo un 16,7% de las organizaciones (7/42) asigna a las unidades de la mujer una participación en la conformación de las candidaturas; 2) Solo un 14,3% (6/42) les ha otorgado algún voto especial, participación o influencia en cuestiones presupuestarias; y 3) Solo un 7,1% (3/42) contempla su participación en la elaboración de los planes de gobierno.

En segundo lugar que la capacitación sigue siendo el principal instrumento para impulsar la participación de las mujeres en el partido político. Eso quiere decir que si bien las cuotas y la paridad han constituido en muchos casos un importante acelerador de la participación política de las mujeres, existen otras medidas que pueden fortalecer sus liderazgos y ayudarlas a que venzan los obstáculos de partida que enfrentan en una competencia electoral en la que, habitualmente, los hombres han sido los protagonistas. Una de estas medidas son las capacitaciones a candidatas en contextos electorales, un recurso que el 58,1% (36/62) de los partidos políticos declara haber realizado en la última elección, aunque pocos brindan detalles acerca del número y fechas de las capacitaciones, así como sobre los temas tratados.

En la competencia electoral parlamentaria y en el ejercicio del poder

Sobre este punto, la investigación revela que en comparación con los datos obtenidos en 2009, la presencia de las mujeres se ha incrementado en las listas electorales, particularmente en los países que han adoptado la paridad o reformas para mejorar la efectividad de la cuota. Sin embargo, dicho incremento en la oferta electoral no siempre se ha traducido en una mayor representación en los escaños de los congresos.

Al respecto, debo subrayar que en la actualidad 16 países han aprobado leyes de cuota o paridad para garantizar una proporción de mujeres en la oferta electoral de los partidos. Sin embargo, no todas estaban vigentes en las últimas elecciones parlamentarias llevadas a cabo hasta 2012; así sucedió en Colombia, El Salvador, Nicaragua y Uruguay. Asimismo, las reformas electorales llevadas a cabo en Chile (2015), México (2014) y en Honduras (2012) han sido posteriores a las últimas elecciones parlamentarias analizadas en esta investigación, las de 2012 para el caso de México, y las de 2009 para los casos de Chile y Honduras.

Asimismo, conviene decir que el porcentaje de candidatas a la Cámara Baja (Diputados/Diputadas) o Única alcanzó en promedio un 30,4%, 8 puntos porcentuales por encima al promedio registrado para los mismos países en el análisis realizado en 2009. En el caso de la Cámara Alta, la investigación demuestra que también se ha registrado un incremento, aunque en menor proporción, ya que el porcentaje de candidatas ha pasado del 25% en el 2009 al 29,2% en esta actualización.

Finalmente, luego de lo expuesto, podríamos afirmar que no obstante los avances alcanzados en este terreno, existe una pieza clave que todavía se mantiene estática y se resiste al cambio: los partidos políticos. En otras palabras, los partidos políticos siguen siendo dominados por los hombres.

• Abogado PUCP. Cuenta con un Post Grado y estudios de Maestría en Ciencia Política y Gobierno (PUCP). Profesor de Derecho Electoral, Ciencia Política e Historia de las Ideas Políticas en la Facultad de Derecho de la Universidad San Martín de Porres.


Escrito por

Rafael Rodríguez Campos

Abogado por la PUCP (Lima/Perú) Maestro en Derecho Constitucional por la UCLM (Toledo/España) Especializaciones en la UCLM y UNAM (México)


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