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REFORMAS POLÍTICAS EN AMÉRICA LATINA: TENDENCIAS Y CASOS

Publicado: 2016-11-21

Acabo de terminar de leer este notable libro publicado por la Secretaría de Asuntos Políticos -ahora llamada Secretaría para el Fortalecimiento de la Democracia- de la Organización de Estados Americanos (OEA). Digo notable, ya que se trata de una obra que cuenta con destacados artículos en los cuales, por ejemplo, autores como Flavia Freidenberg y Tomás Dosek, hacen un valioso aporte al debate regional de reformas políticas al haber analizado casi 250 reformas del sistema electoral en 18 países de Latinoamérica entre 1978 y 2015. 

En esa línea, el profesor Salvador Romero Ballivián explica la evolución de las elecciones en Latinoamérica, haciendo especial énfasis en las reformas normativas llevadas a cabo durante la tercera ola democratizadora (de los ochentas en adelante), y señala que si bien las elecciones han brindado legitimidad de origen a las autoridades, todavía persiste la falta de credibilidad de la mayoría de los ciudadanos en cuanto a la integridad de las mismas.

Asimismo, gracias al aporte de la profesora Marías Inés Tula, en el libro también encontramos la perspectiva de género, específicamente en lo que se refiere a la discusión sobre la paridad política y la participación de las mujeres en los procesos electorales. Para esta experta, lo que se requiere en Latinoamérica es crear un plan que tenga como objetivo primordial “la plena igualdad”, y para ello, es necesario un enfoque de doble responsabilidad: una por el Estado y otra por la sociedad. Ella propone la urgente aprobación de reformas electorales que garanticen a las mujeres alcanzar lugares visibles en las listas –porque estos lugares aumentan la posibilidad de obtener un cargo de elección popular- y acceso a financiamiento por parte de sus respectivas organizaciones políticas.

La segunda sección del libro “Miradas Nacionales” (la primera que hemos comentado se titula “Tendencias Regionales”) cuenta con cinco (5) artículos elaborados por destacados especialistas en los cuales se hace un análisis particular sobre las reformas políticas llevadas a cabo en Chile (David Altman y Sergio Toro), Colombia (Juan Fernando Londoño), El Salvador (Guillermo Miranda Cuestas), México (José María Serna de la Garza) y Brasil (Timothy Power).

Al respecto, debo resaltar, sobre todo teniendo en consideración el debate que sobre la reforma electoral comienza a abrirse en nuestro país, la sencilla pero potente idea que el profesor José María Serna de la Garza plantea luego de explicar cómo se desarrolló en México un diálogo interpartidario como mecanismo para lograr reformas: “en democracia no existe un tipo perfecto de sistema político que garantice la estabilidad del régimen democrático, y que más bien lo que se busca es elevar la capacidad del propio sistema democrático para que los diferentes actores políticos y sociales puedan resolver los conflictos existentes dentro del marco institucional”, sólo ello, subraya el autor, fortalecerá el orden democrático.

Por lo antes señalado, me parece sumamente importante resumir las cinco (5) grandes ideas que el profesor Kevin Casas-Zamora, expone sobre las tendencias de las reformas políticas en Latinoamérica: 

1. Lo primero que necesita cualquier reforma política es un diagnóstico del problema que busca resolver. En ese sentido, cualquier esfuerzo de ingeniería institucional (constitucional y legal) en una democracia liberal debe contestar, al menos, las siguientes preguntas: ¿Cómo hacer que el sistema político permita un grado adecuado de representatividad, es decir, que la mayor cantidad de opiniones e intereses sociales se vean reflejados en las políticas públicas? ¿Cómo asegurar que las instituciones políticas tengan la capacidad de responder con eficacia a las demandas sociales? ¿Cómo asegurar que el sistema político tenga válvulas de escape institucionales ante las crisis políticas? y ¿Cómo asegurar que la arquitectura del sistema político sea estable, pero corregible si empieza a mostrar vicios o desajustes con la realidad?

2. Muchas de las reformas políticas que se hacen en Latinoamérica son una especie de colcha de retazos anexados en forma contradictoria y donde todo está pensado para resolver problemas de coyuntura. En otras palabras, la falta de razonamiento sistemático y el carácter coyuntural de los cambios están presentes en las experiencias de reforma política que se han llevado a cabo en el pasado reciente de Latinoamérica, generando graves inconsistencias en los sistemas políticos de la región.

3. Pese al discurso que nos dice que los partidos son esenciales, hay un debilitamiento sistemático de ellos y de los sistemas de partidos. Lo más preocupante es que por años se ha aplicado a nuestros sistemas políticos el supuesto bálsamo de personalizar la representación –por ejemplo, con los sistemas de voto preferencial y las candidaturas independientes–, pese a que no hay evidencia alguna que sugiera que con ello se ha robustecido la legitimidad de las instituciones democráticas. A ello debemos sumarle la entronización de un discurso populista antipartidos en diversos países de Latinoamérica.

4. Durante décadas, la ciencia política se dio al trabajo de advertir que la mezcla de sistemas presidenciales con sistemas de partido fragmentados era problemática para la democracia. Ese riesgo se magnifica cuanto mayor sea la dificultad que tenga el Poder Ejecutivo para construir coaliciones y mayorías legislativas. La advertencia de los politólogos no era vana: antes de la llamada tercera ola democratizadora, solo la democracia chilena sobrevivió por más de un cuarto de siglo (1932-1973) con ese esquema. En todos los demás casos, el resultado fue el colapso de la democracia. Entonces, los reformadores deben saber que la combinación de presidencialismo y multipartidismo es problemática y requiere de un esfuerzo de diseño institucional muy especial para administrar sus riesgos.

5. Toda reforma política tiene límites. Eso quiere decir que si bien las instituciones son muy importantes y moldean el comportamiento de los actores políticos y de la sociedad, creer que para cada conflicto y para cada problema político hay un remedio institucional es una sofisticada forma de alucinación: para empezar, existen conflictos anclados en factores prepolíticos, como los clivajes étnicos o religiosos, que muy difícilmente responden al diseño institucional. Del mismo modo, los reformadores deben saber que los cambios institucionales rara vez resuelven problemas derivados de la cultura política: desconfianza, mala fe de los actores, patrimonialismo, clientelismo y otros.

Finalmente, espero que quienes están impulsando la reforma electoral en el Perú revisen este libro pues constituye un valioso aporte para el debate sobre la evolución democrática y la consolidación institucional en Latinoamérica.

Nota: Este artículo ha sido publicado en la Revista N° 1 (Octubre – Diciembre) del Centro de Estudios Electorales de la Facultad de Derecho de la USMP.

Sobre el autor:

Abogado Pucp. Post Grado y estudios de Maestría en Ciencia Política y Gobierno (Pucp). Profesor de Derecho Electoral, Ciencia Política e Historia de las Ideas Políticas en la Facultad de Derecho de la Universidad San Martín de Porres.


Escrito por

Rafael Rodríguez Campos

Abogado por la PUCP (Lima/Perú) Maestro en Derecho Constitucional por la UCLM (Toledo/España) Especializaciones en la UCLM y UNAM (México)


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