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LA REFORMA ELECTORAL EN EL PERÚ (2016-2021)

Una tarea pendiente

Publicado: 2016-09-15

El 07SET2016, el Grupo de Trabajo sobre la “Reforma Electoral, conformado al interior de la Comisión de Constitución y Reglamento del Congreso de la República, invitó a los titulares de los tres organismos electorales (JNE, ONPE y RENIEC) para presentar las propuestas de reforma electoral que sus respectivas instituciones buscan impulsar.  

Al respecto, es necesario destacar esta iniciativa parlamentaria pues marca un nuevo inicio para el proceso de reforma electoral que nuestro país requiere. En ese sentido, resulta importante que los tres organismos electorales, a través de sus titulares, hayan concurrido a esta reunión de trabajo y hayan expuesto desde una perspectiva “estrictamente técnica” sus propuestas respetando el marco de competencias constitucionales y legales que el ordenamiento jurídico vigente establece para cada uno de ellos.

No obstante lo antes señalado, y tomando como referencia lo expuesto por el destacado politólogo alemán Dieter Nohlen, estimo oportuno plantear cuatro consideraciones “técnico-políticas” que deberán tomar en cuenta los actores involucrados (políticos, académicos y/o instituciones de la sociedad civil) para un debate “políticamente viable” sobre las reformas al sistema electoral.

La primera consideración es analítica ya que lo primero que se debe hacer en todo proceso de reforma electoral consiste en llevar a cabo un diagnóstico integral del sistema electoral vigente. ¿Cómo funciona? ¿Cuáles son sus elementos? ¿Qué efectos tiene? ¿Cómo cumple con las exigencias funcionales que se le plantean? ¿En qué medida se adapta al contexto socio-cultural y político-institucional?

En otras palabras, este diagnóstico debería permitirnos comprobar si los problemas que presenta el sistema electoral existen tal y como lo sostienen políticos, académicos o instituciones de la sociedad civil. ¿Quiénes deberían ser los primeros interesados en conocer al revés y al derecho este diagnóstico? Indudablemente los políticos, pues son ellos (específicamente los Congresistas de la República) los que aprobaran o no la reforma electoral.

La segunda consideración es estratégica ya que en el debate sobre la reforma electoral es fundamental determinar con precisión cuáles son los objetivos de la misma. Esto es importante ya que muchas veces la reforma electoral se convierte en la enumeración de propuestas que responden a una diversidad de problemas específicos. Sin embargo, rara vez se toma en cuenta si los problemas específicos (que pueden ser muchos y de diversa naturaleza) están interrelacionados, o si, en términos sistemáticos, existe una conexión lógica entre ellos, o si son mutuamente excluyentes.

Este tipo de análisis es fundamental por cuanto una determinada modificación (al sistema electoral, por ejemplo) no logrará resolver el problema específico (transfuguismo, por ejemplo), si la misma, no viene acompañada de otras modificaciones al interior del propio sistema o en otros sistemas (sistema de gobierno o el sistema de partidos, por ejemplo).

La tercera consideración es técnica y consiste en escoger -con sumo rigor y conocimiento profesional- algunos de los diversos mecanismos (reforma constitucional y/o legal, por ejemplo) que tenemos a disposición para reformar un sistema electoral y modificar sus efectos políticos. Naturalmente, ello exige un buen conocimiento del sistema electoral. Y no sólo ello, también requiere un sólido conocimiento del sistema político: 1) Sistema Electoral, 2) Sistema de Partidos; y 3) Sistema de Gobierno.

Esta reflexión es importante ya que muchas veces se observan graves discrepancias entre los objetivos de una propuesta de reforma electoral y los medios técnicos para su realización (¿Será necesaria la modificación de la Constitución o basta con reformar la legislación? Es una de las preguntas básicas que los actores de la reforma suelen formular). En consecuencia, el trabajo de los expertos (los técnicos de los organismos electorales y otros) consiste en hacer corresponder los objetivos de la reforma electoral con los mecanismos jurídicos e institucionales que mejor se adapten a la misma.

La cuarta consideración es política y consiste en identificar y plantear propuestas de reforma electoral teniendo en cuenta las condiciones específicas del país y así poder determinar sus posibles consecuencias políticas. Teniendo en cuenta que los efectos de los sistemas electorales dependen del contexto, es fundamental realizar un análisis a fondo del país cuyo sistema electoral se busca reformar. Entre otras cosas, por ejemplo, se debería prestar atención a la distribución geográfica del electorado, el comportamiento electoral de la ciudadanía, la estructura del sistema de partidos, el diseño del sistema de gobierno, el diseño del sistema de gobierno, o la dinámica política en los niveles sub nacionales.

En esa línea, con el ánimo de redondear las cuatro consideraciones expuestas, resulta fundamental que los técnicos de los organismos electorales, los académicos y las instituciones de la sociedad civil interesadas en la reforma electoral, tomen en consideración el ánimo de la representación nacional frente a determinadas propuestas. En otras palabras, con el fin de no obstaculizar el proceso de reforma electoral, la agenda de la misma debería priorizar los puntos sobre los cuales existe un mayor consenso político. De no ser así, se corre el riesgo de que el debate, lejos de alcanzar algún resultado concreto, se agote en la polémica y en la confrontación.

Finalmente, considero necesario reiterar la importancia que tiene la reforma electoral para nuestro país. Por ello, debo saludar la iniciativa que ha tomado la Comisión de Constitución y Reglamento del Congreso, a través de su Grupo de Trabajo sobre la “Reforma Electoral”, de retomar este debate invitando a los titulares de los organismos electorales de nuestro país a presentar sus propuestas. 

Sobre este punto, cabe recordar que el JNE, la ONPE y el RENIEC, respectivamente, presentaron de manera conjunta una propuesta de reforma electoral “integral” a partir de la presentación del Proyecto de Nuevo Código Electoral y Nuevo Código Procesal Electoral, iniciativas que fueron elaboradas con un alto nivel técnico. Indudablemente, ambos documentos deberán ser actualizados, pero, sin lugar a dudas, constituyen una muy buena base sobre la cual impulsar la reforma electoral que nuestro país necesita.  

Nota sobre el autor: 

Abogado PUCP. Con Post Grado y estudios de maestría en Ciencia Política (PUCP). Profesor de Derecho Electoral, Ciencia Política e Historia de las Ideas Políticas en la Facultad de Derecho de la Universidad San Martín de Porres.


Escrito por

Rafael Rodríguez Campos

Abogado por la PUCP (Lima/Perú) Maestro en Derecho Constitucional por la UCLM (Toledo/España) Especializaciones en la UCLM y UNAM (México)


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